Hace unos años, el "Güero" (Stefan mi Esposo) y yo tomamos la decisión más loca de nuestras vidas: venderlo absolutamente todo—nuestra casa, los coches y todos nuestros sueños en tierra firme para reencontrarnos con nuevas pasiones en medio del océano. Nos mudamos a La Rochelle, Francia, para encontrarnos con un nuevo hogar: nuestro amado catamarán "Soulmate". Cuando lo vimos por primera vez suspendido sobre grúas apunto de ser colocado en el inmenso mar, con lágrimas en los ojos supimos que era el inicio de un nuevo "todo".


Claro que era emocionante, y aunque el mundo entero, me imaginaba, en bikini, tomando el sol con un coco en la mano. La realidad, es otra historia...
Mi vida se convirtió en una locura: sortear tormentas, cazar nuestra propia comida, estudiar meteorología, navegación y enfrentarme a un mundo náutico que era, francamente, de hombres. Me miraba al espejo—yo, la diseñadora de modas—sudada, despeinada, fregando el barco y luchando contra el mareo. Honestamente después de meses navegando me perdí. En medio de ese caos, solo hubo un objeto que se convirtió en mi ancla emocional: mi máquina de coser, que por suerte fue de las pocas cosas que conserve después de haber vendido todo en México antes de mudarme.

Mi Ancla
Emocional
Siempre me preguntan: "¿Cómo diablos navegabas con tu máquina?". Pues miren, que no era para coser las velas en medio de una tormenta; era porque esa máquina era mi último y más preciado recordatorio de quién era yo. Cual es el sueño de "Liech".
Había puesto en pausa el tener mi marca para apoyar el proyecto del Güero, así que llevarla fue como llevar un trocito de mi alma a bordo. Al principio, era funcional—cortinas, reparaciones—pero a medida que pasaban los meses de aislamiento, el diseño se volvió mi sanación.

En cada bahía tranquila, en cada isla solitaria, yo boceté, compraba telas locales y cocía cuando "Soulmate" estaba anclado. Es así como nace mi primera colección por una necesidad profunda. Yo cosía trajes de baño porque era lo que vestía, y lo que de niña siempre deseaba. Cada diseño es, literalmente, un diario de mi ruta de navegación. El nombre de cada pieza lleva el nombre de la isla donde fue concebida.


"Era mi forma de transformarme de la mujer abrumada y desarreglada del barco, a la Liech en todas sus versiones"
Mi moda Nace de la Crisis,
No de la Tendencia
Liech Antel MX, es glamurosa, está llena de sensualidad y poder. Pero quiero que sepan que en el fondo de todo ese glamour hay un alma rosa, una niña pastelito que canaliza sus emociones a través de bocetos.
Si, mi marca tiene esa fuerza, esa dualidad, es porque nació en mi momento más vulnerable. Soy una artista: no creo por tendencia, sino por catarsis. Sin querer, diseño lo que estoy sintiendo. Los trazos, las telas, los nombres de las colecciones, todo refleja el momento emocional que estoy atravesando.
Es esta autenticidad, desarrollada en el aislamiento del mar, lo que me llevó a una fuerte convicción hacia la sustentabilidad. Tras vivir tres años y medio en un entorno remoto, observé la naturaleza en su forma más pura y comprendí que realmente no necesitamos nada para sobrevivir más que respetarla y vivir de ella. La industria de la moda es la segunda más contaminante. Mi experiencia en el océano me impide ser una diseñadora que ignore los impactos ambientales.
Por eso, mi compromiso con los procesos sustentables no es una moda: es una responsabilidad que pacte con el mar que me ha enseñado y dado tanto.
El Secreto de la
Brújula Rota
Hemos regresado a tierra, por ahora. "Soulmate" descansa de cruzar golfos y océanos, pero mi sueño está sucediendo.
Y aquí la verdad que el mar me enseñó: Liech Antel MX nunca llegó persiguiendo tendencias. ¡Jamás! Cada vez que intenté encajar, mis colecciones morían. Mis best sellers siempre han sido el golpe de intuición, esa pieza que salió del alma y para el alma.
Lo que me conecta no es la paleta o el pantone del momento; es el ser fiercamente auténtica.
Así que chicos, no busquen el mapa; busquen el coraje de romper la brújula de lo que supuestamente deberían "ser". Ese quiebre que me lanzó a la nada y me devolvió con una marca que lo es todo: mi historia, mi arte, mi vida.
Porque, ¿saben qué? "Si la vida nos da limones........." en medio del océano, TAMBIÉN SE HACE LIMONADA.
Con cariño desde el mar

"El mundo es más pequeño de lo que crees, tan pequeño como la distancia entre tus sueños y la realidad"
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Lunes 3 de Noviembre

